Ghost Stations
©Second Language. UK, 2010.
‟Una ‘Estación fantasma’, de acuerdo a Wikipedia, es la traducción usual de la palabra alemana Geisterbahnhöfe, termino usado para describir ciertas estaciones del metro de Berlín (la U-Bahn y la S-Bahn) que fueron cerradas durante la división de la ciudad durante la Guerra Fría. El término, desde entonces se usa para describir cualquier estación en desuso en una línea de tren subterráneo. Por otro lado, Dollboy es el seudónimo del músico inglés Oliver Cherer, músico con tres discos largos hasta la fecha, para empresas como Static Caravan o Arable. Finalmente, “Ghost Stations / Geisterbahnhöfe” es aquello que une ambos conceptos, es el nombre del último trabajo de Dollboy, el primero para Second Language.
El disco, como era de suponerse, hace referencia a esas estaciones abandonadas, tanto a las de la capital alemana como a las que existen en cerca de su hogar en Londres. Usando grabaciones de campo registradas en lugares antes habitados, lo que Cherer hace es recrear esos parajes donde el encuentro furtivo arriba de un viejo ferrocarril no se produce en mucho tiempo, intentando revivir la atmósfera que existía en esas estaciones que unían acercaban y ciudades sobre explotadas por personas que hoy solo viven en los recuerdos. El álbum solo contiene dos canciones de largo aliento. La más extensa, “Down Street/ York Road/ South Kentish Town/ Brompton Road/ Bull & Bush/ Strand” recorre las estaciones de Londres a través de ciertos toques de jazz pop, según como lo entendía Mark Hollis, pianos de juguete, cajas de música, ambient desolador y pianos muy desolados. “Warschauer Strasse/ Jannowitzbrucke/ Potsdamer Platz/ Oranienburger Strasse/ Unter Den Linden” utiliza mas o menos los mismo recursos, más algo de electrónica casera y algunas trompetas un tanto difusas. En ambos casos, en ambas piezas queda la sensación de oír remembranzas de pasajeros ausentes, el ruido de almas muertas hablando entre paredes gastadas, en forma de la nueva tradición post-clásica, exibiendo las influencias de Brian Eno –la primera vez que Dollboy está tan cerca de él–, electrónica alemana e incluso como apunta la hoja de prensa, con mucha razón, el disco Gavin Bryars “The Sinking of the Titanic” (Obscure, 1975), disco que también intenta recrear habitaciones muertas.
Con sonidos que recurrentemente evocan melodías pretéritas y tonalidades entre sombras, “Ghost Stations / Geisterbahnhöfe”, o el ruido de fondo del subsuelo, esboza siluetas de música espectral. Partituras borrosas para estaciones fantasmas. “He intentado imaginarme los espíritus de aquellos que pudieron haber pasado a través de ellos: persona que viaja diariamente al lugar de trabajo, vividores, espías, y los restos en descomposición de orquestas de baile fantasmales”. El eco del pasado retumbando entre trenes quietos y paredes vacías.‟
El disco, como era de suponerse, hace referencia a esas estaciones abandonadas, tanto a las de la capital alemana como a las que existen en cerca de su hogar en Londres. Usando grabaciones de campo registradas en lugares antes habitados, lo que Cherer hace es recrear esos parajes donde el encuentro furtivo arriba de un viejo ferrocarril no se produce en mucho tiempo, intentando revivir la atmósfera que existía en esas estaciones que unían acercaban y ciudades sobre explotadas por personas que hoy solo viven en los recuerdos. El álbum solo contiene dos canciones de largo aliento. La más extensa, “Down Street/ York Road/ South Kentish Town/ Brompton Road/ Bull & Bush/ Strand” recorre las estaciones de Londres a través de ciertos toques de jazz pop, según como lo entendía Mark Hollis, pianos de juguete, cajas de música, ambient desolador y pianos muy desolados. “Warschauer Strasse/ Jannowitzbrucke/ Potsdamer Platz/ Oranienburger Strasse/ Unter Den Linden” utiliza mas o menos los mismo recursos, más algo de electrónica casera y algunas trompetas un tanto difusas. En ambos casos, en ambas piezas queda la sensación de oír remembranzas de pasajeros ausentes, el ruido de almas muertas hablando entre paredes gastadas, en forma de la nueva tradición post-clásica, exibiendo las influencias de Brian Eno –la primera vez que Dollboy está tan cerca de él–, electrónica alemana e incluso como apunta la hoja de prensa, con mucha razón, el disco Gavin Bryars “The Sinking of the Titanic” (Obscure, 1975), disco que también intenta recrear habitaciones muertas.
Con sonidos que recurrentemente evocan melodías pretéritas y tonalidades entre sombras, “Ghost Stations / Geisterbahnhöfe”, o el ruido de fondo del subsuelo, esboza siluetas de música espectral. Partituras borrosas para estaciones fantasmas. “He intentado imaginarme los espíritus de aquellos que pudieron haber pasado a través de ellos: persona que viaja diariamente al lugar de trabajo, vividores, espías, y los restos en descomposición de orquestas de baile fantasmales”. El eco del pasado retumbando entre trenes quietos y paredes vacías.‟
0 comentarios:
Publicar un comentario