Labradford
©Kranky. US, 1996.
‟Pongámonos en situación, en el capítulo de presentación. Labradford fueron, y digo fueron porque, como formación sus días acabaron hace ya una década, un trío estadounidense que durante un puñado de años intentaron buscarse el pan haciendo discos. Su lugar vino a ser aquel que navegaba entre el post-rock y, sobre todo, el ambient, terrenos terriblemente áridos en los que pocos pudieron subsistir, y que apenas dieron mucho que hablar. Ahí estuvieron gente de características análogas, como Godspeed You! Black Emperor, que crecieron junto a nuestro grupo de hoy. Labradford llegaron a publicar cinco discos, de los cuales hoy nos ocupa el tercero, que, junto con el siguiente Mi Media Naranja (1997), formaron el momento cumbre de su breve carrera.
Labradford (Kranky Records, 1996) es un trabajo compuesto por siete cortes, que crean un discurso único, en el que la oscuridad, misterio y temor acaban convirtiéndose en protagonistas. No los engañaré, a Labradford hay que masticarlo mucho. Es una película subtitulada de cine iraní, de esas que cuestra tragarse cuando no tenemos el cuerpo preparado para retos. Menos aún si “Phantom Channel Crossing“, su primer tema, nos pone las cosas tan claras. Que nadie espere eso de los machetazos de guitarra de gente como los propios GSYBE, o Mogwai. Labradford cultivan la sutileza de esa maravilla llamada “Midrange“, que continúa en trabajo, o de “Pico“, dúo que componen los mejores momentos de este trabajo.
“The Cipher” corta el álbum en dos pedazos, como mera transición, y “Lake Speed” estremece desde la primera escucha. Probablemente fue con temas como este con los que la etiqueta ambient cobró más sentido que nunca. “Scenic Recovery” complementa con eficiencia el toque místico y misterioso de Labradford, mientras que la final “Battered” redunda en la atmósfera fangosa, en el mundo diseñado por un Stephen King metido a compositor… en un disco no apto para perezosos‟
Labradford (Kranky Records, 1996) es un trabajo compuesto por siete cortes, que crean un discurso único, en el que la oscuridad, misterio y temor acaban convirtiéndose en protagonistas. No los engañaré, a Labradford hay que masticarlo mucho. Es una película subtitulada de cine iraní, de esas que cuestra tragarse cuando no tenemos el cuerpo preparado para retos. Menos aún si “Phantom Channel Crossing“, su primer tema, nos pone las cosas tan claras. Que nadie espere eso de los machetazos de guitarra de gente como los propios GSYBE, o Mogwai. Labradford cultivan la sutileza de esa maravilla llamada “Midrange“, que continúa en trabajo, o de “Pico“, dúo que componen los mejores momentos de este trabajo.
“The Cipher” corta el álbum en dos pedazos, como mera transición, y “Lake Speed” estremece desde la primera escucha. Probablemente fue con temas como este con los que la etiqueta ambient cobró más sentido que nunca. “Scenic Recovery” complementa con eficiencia el toque místico y misterioso de Labradford, mientras que la final “Battered” redunda en la atmósfera fangosa, en el mundo diseñado por un Stephen King metido a compositor… en un disco no apto para perezosos‟
Dr. Chou